Los tiempos tan aciagos que vivimos en nuestra comunidad están ya trayendo consecuencias a nivel psicológico y emocional como no lo habíamos visto en mucho tiempo.
La violencia desatada en las calles tanto de Guayaquil y Duran ya al finalizar el primer trimestre de este 2022, dejan un saldo terrible y una sociedad golpeada no solo por el crimen organizado que quiere a toda costa conquistar territorios e imponer su ley, nos encontramos ante el desafío también de ese mal que nos aqueja ya siglos, llamado “corrupción”.
Figuras políticas que se hace poco gozaban de un realce político, hoy ya se encuentran salpicados sobre un mal manejo de fondos, toma de decisiones sin seguir los debidos procesos o por la inoperancia de su rol. Ante este panorama dantesco y deprimente que vivimos actualmente, la salud mental se ha vuelto un tema que tenido gran apertura en los últimos dos años, cabe recalcar que este tema coge relevancia en medio de la crisis sanitaria que se vivió y la época post pandemia que estamos viviendo actualmente.
La estigmatización sobre el tema de la salud mental debe terminar, los problemas psicosociales como los que estamos viviendo están dejando secuelas en la comunidad, no necesariamente uno debe sufrir violencia intrafamiliar, depresión o ansiedad para asumir que debemos ir a un profesional de salud mental y requerir una intervención.
¿Alguien sabe si le dan seguimiento a los familiares que han perdido un ser querido producto de la delincuencia? ¿algun ente estatal se esta encargando del abordaje familiar? ¿Quién brinda el acompañamiento profesional? ¿Dónde se puede acudir?. Estas y muchas preguntas mas no aparecen en los diarios o medios de comunicación, estas preguntas desaparecen completamente del suceso, pero son preguntas que quedan pendientes y muy difícil que alguna autoridad las llegue a responder con sinceridad.
¿Como lidiar los problemas sociales que nos ahogan? Como hacer frente a todo este desastre social que vivimos, cuando en pleno siglo XXI no existe un plan de salud mental ni regional ni nacional.
La inversión de salud mental no consiste en la creación de centros de atención, lo cual es necesario, claro que si, pero la base de todo consiste en tener un plan preventivo biopsicosocial de salud.
Un modelo de salud clínico – comunitario que ponga las bases para el abordaje integral de las problemáticas, sin inversión estatal en esta materia, los problemas seguirán y lo mas probable es que se agudicen, no todo es política y seguridad policiaca. Nuestra sociedad antes de la crisis sanitaria ya nos daba indicios de que estaba padeciendo problemas de fondo muy graves, hoy el despertar ha sido duro, y no se sabe que hacer. Las autoridades viven confundidas.
Necesitamos crear una cultura de salud mental a las nuevas generaciones, este pilar es necesario crearlo, y sostenerlo. Hay un dicho que siempre se repite en cierta época del año conmemorando la importancia de la salud mental.
“No se puede hablar de salud, si no se habla de salud mental”.
Ojalá lleguemos a concientizar que necesitamos un cambio de paradigma de salud urgentemente.
Ps. Cl: Jonatan Suarez
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